viernes, 24 de septiembre de 2010
Hace frío, tiemblo, y podría querer escupir los riñones y dejarlos tirados para no volver a buscarlos y en el espacio que cubrian poner un tubo con mucho oxigeno como para ya no preocuparme de donde voy a respirar ni tener que tener mas frío por causa de todas las ventanas que hay abiertas por mi falta de aire o por todo ese humo que la gente larga, humo que escupo casi todo el tiempo.
jueves, 23 de septiembre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
martes, 7 de septiembre de 2010
Montaña
Amanecen mis parpados, quedaron solos entre las montañas, en algún juego en medio de los olivos donde, entre la luna y la arena se decía de abandono. Loco el que pensó en volver y encontrarse con un valle en el medio del cielo, o el que no escucho a su tibia piel llamando desde un lugar medio vacío, sin luz, casi desolado.
Allá se pintaba un bosque. Acá solo se lo escuchaba cada mañana cuando el desayuno era algún trastorno y no podía ver ni mi lengua. Era difícil respirar, se habló de octubre y de encierro, de papeles a un costado, de bajar escaleras corriendo, de ser agua, y de no ser ni saber nada si entre la arena y la luna se hablaba de un presagio.
Amanecen mis parpados, quedaron solos entre las montañas, en algún juego en medio de los olivos donde, entre la luna y la arena se decía de abandono. Loco el que pensó en volver y encontrarse con un valle en el medio del cielo, o el que no escucho a su tibia piel llamando desde un lugar medio vacío, sin luz, casi desolado.
Allá se pintaba un bosque. Acá solo se lo escuchaba cada mañana cuando el desayuno era algún trastorno y no podía ver ni mi lengua. Era difícil respirar, se habló de octubre y de encierro, de papeles a un costado, de bajar escaleras corriendo, de ser agua, y de no ser ni saber nada si entre la arena y la luna se hablaba de un presagio.
domingo, 5 de septiembre de 2010
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